La suciedad y el desorden en las playas vienen a aproximadamente
desde 1960. Desde entonces los turistas alquilaban carpas para pasar los días
de feriado o de vacaciones y las tomaban como hoteles, pues ahí dormían, afuera
cocinaban, bebían alcohol, fumaban, contaminaban el ambiente y los vendedores
ambulantes ofrecían libremente sus variadas mercancías.
Se quejaban de la mala situación económica, pero miles de
turistas viajaban para disfrutar el sol, aire y agua. Los de las capas medias y
bajas regresaban sin dinero, después de tanto gozo, para que las casas de
empeño les dieran dinero por ropa, anillos, cadenas, radios… para subsistir
hasta cobrar la quincena. Gastaban más de lo que ganaban.
Ahora poco ha cambiado la situación, pero ciertas cosas han
empeorado por el consumo de drogas que ha traído escándalos, peleas, irrespeto
a las autoridades policiales. Los jóvenes van al malecón de Salinas a partir de
las 12 de la noche para encender la farra que no termina hasta las cinco de la
tarde.
El consumo de drogas y alcohol en las playas debe ser
controlado por las autoridades, sino seguiremos en lo mismo; también, el
desaseo porque diez toneladas de desechos se recogieron en las playas este
feriado de fin de año.
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