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Olmedo y Bolívar |
Bolívar y Olmedo fueron dos grandes hombres amantes de la libertad.
Bolívar respetó el genio de Olmedo. Nuestro mayor poeta neorromántico de
América inmortalizó al Libertador con La victoria de Junín, canto a Bolívar. Al
héroe no le faltó el poeta.
Pasado el tiempo, en el Ecuador surgieron bolivaristas, sanmartinianos,
olmedianos, los partidarios del guayaquileño lograron cambiar el nombre del
aeropuerto Simón Bolívar por el de José Joaquín de Olmedo. Ahora anhelan hacer
lo mismo con el malecón Simón Bolívar; el debate se ha encendido porque a
Bolívar le señalan más sus errores que sus aciertos.
Ante esta controversia histórica, citamos las frases del Apóstol de la
libertad de Cuba, José Martí, cuando se refería a Bolívar, de Venezuela; San
Martín, de Argentina; Hidalgo, de México: “Se les deben perdonar sus errores,
porque el bien que hicieron fue más grande que sus faltas. Los hombres no
pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema, con la misma luz que
calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las
manchas. Los agradecidos hablan de la luz”.
Vale citar también lo que escribió el historiador Carlos Fisas:
“Los españoles, descendientes de aquellos que lucharon contra él (Bolívar) con
las armas en la mano, hemos de reconocer la gran talla de aquel hombre que
supo, con las armas también en la mano, con su extraordinaria estrategia
militar (...) soñar con una Gran Colombia que, desgraciadamente, se fraccionó
en forma irreparable. Lo que hubiera podido ser una federación que hubiese
podido llevar con orgullo el nombre que ostenta otra nación: Estados Unidos de
América”.
Por haber intervenido Olmedo en el negocio de esclavos no deja de ser
nuestro prócer de la independencia y gran poeta, ese fue su tiempo y su
circunstancia. Leamos esta carta que le envió a su cuñado Francisco Icaza
Silva, el 25 de marzo de 1842: “También piense usted en que a pesar de la
experiencia que tengo, de que todo negocio con el gran compañero me sale mal,
no he podido excusar en uno sobre una partida de esclavos que debe venir de
Barbacoas”. (Luis Noboa Icaza. estudios sobre Olmedo. Página 102. Junta Cívica
de Guayaquil. 1973).
Los historiadores
desapasionados, sin rencor ni afición, por historia y justicia, deben examinar
las actuaciones malas y buenas de los personajes en sus tiempos y
circunstancias, para ver cuál pesa más porque la historia como decía Martí “no
es una propaganda ni una excitación”.