El folclore está una vez más presente en las elecciones. Hay
cantantes, exfutbolistas, exmodelos, animadores de programa televisivos…entre
los candidatos para completar los cuadros en los partidos políticos que no
preparan a sus elementos y buscan en las pantallas o en el deporte, figuras
populares, a veces, no aptas para desempeñar determinadas funciones públicas.
Ciudadanos que no son responsables porque no pagan las
pensiones alimenticias de sus hijos intenta ser candidatos; gracias a Dios que
los propios opositores los han denunciado y por tanto han quedado inhabilitados
por el Consejo Nacional Electoral.
Como audacia es el juego en las elecciones, políticos
conocidos por sus malas acciones, con juicios penales actuales, intentan
calificarse para seguir en la danza de los millones de dólares. De estos
facinerosos debemos librarnos con conocimiento de causa, investigando. Lo peor
sería elegir a nefastos personajes que en tiempo de la pandemia no respetaron
las vidas de sus semejantes, pues se alzaron con el santo y la limosna:
vendieron productos medicinales con sobreprecios, los sacaron ilegalmente de
los hospitales del IESS para promocionarlos más caros en las redes sociales,
formaron asociaciones para delinquir.
La política debe servir para dar satisfacción y tranquilidad
a los ecuatorianos, menos para el mal y los malhechores. Debe triunfar el
desinterés económico de los políticos y el buen sentido para servir; de lo
contrario hasta el honor nacional está perdido.
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