Afroecuatorianos |
El retorno al Palenque de la
libertad es para los afroecuatorianos reencontrarse con sus orígenes, pues
según la historia el 6 de octubre de 1553 un barco que salió de Panamá con
destino a Perú naufragó en la ensenada del recinto Portete, Muisne; era dirigido
por el cimarrón Antón y tras su muerte fue sucedido por Alonso de Illescas,
organizador de un grupo de 23 negros y cimarrones, quienes fueron los primeros
esclavos en lograr la libertad.
Nuestros hermanos esmeraldeños se
distinguen porque llevan la música, el son, el baile y la alegría en la sangre.
Sus ritmos contagiosos resultan de la entonación de instrumentos autóctonos
como el cununo, el guazá, las maracas, el bombo, la marimba.
El marisco es la base de la
comida tradicional esmeraldeña: toda gama de mariscos desde el cangrejo azul
hasta el famoso pataburro, un caracol marino. El tapao lo preparan con pescado
acompañado de plátano verde, albahaca, chirarán y chillangua; el tapao arrecho
contiene pollo, carne de res y cerdo; al encocao de pescado le agregan coco
rallado, plátano verde, limón.
El afroecuatoriano ha logrado
singulares aportes a la libertad, a la poesía, a la música, a la danza y al
deporte.
Alfaro y Vargas Torres confiaron
en sus bravos y aguerridos esmeraldeños. Son importantes también sus
contribuciones a la medicina doméstica: mal de ojo, espanto, pasmo son males
tradicionales que los tratan con plantas medicinales que alivian dolores o
calman los nervios. Es legal el uso de la medicina alternativa.
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