miércoles, 27 de noviembre de 2019

Respetemos las ideas de los demás, aunque sean diferentes a las propias




Debemos ser tolerantes con las personas porque son creadas a imagen de Dios; simplemente algunos eligieron un estilo de vida diferente, una afiliación política en particular, una creencia religiosa, etc. La tolerancia no es estar de acuerdo en asumir las diferencias que existan, sino aceptar el derecho que Dios les dio a esas personas de ser libres para elegir, mientras no infrinjan los derechos de los demás o violen las leyes existentes; en materia de principios hay que ser fuertes como una roca, intransigentes en cuanto a la verdad porque distinguen a las personas de bien. 

Se puede ser tolerante con las parejas del mismo sexo que consiguieron el matrimonio civil, lo cual no significa estar de acuerdo; se puede respetar al vecino socialista sin condenarlo a la indiferencia por sus ideas políticas; no es necesario que los protestantes juzguen a los católicos por sus creencias. 

Hay que aprender a vivir entre humanos, a pesar de las diferencias, pues cada quien defiende libremente lo suyo; debemos estar conscientes de nuestros sentimientos negativos y resistirnos a ellos.  

Nadie nació con la habilidad innata de enfrentarse a los conflictos de forma eficaz (como el matrimonio entre seres del mismo sexo); es posible enfrentar a los demás sin ofender; Salomón manifestó que hay personas que usan las palabras como una espada (Prov. 12:18) y que las palabras malignas pueden aplastar el espíritu (15:14).

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