Cada cierto tiempo vuelven los “enloquecidos
por el dinero”, frase que acuñó el expresidente Carlos Julio Arosemena en 1961
contra ciertos funcionarios del gobierno del expresidente Velasco Ibarra. Hace
trece años volvieron con fuerza avasalladora con todas las audacias posibles,
saltándose como bárbaros todas las leyes prodelincuenciales, aupadas por el
expresidente fugitivo Correa.
Han ido de gobierno en gobierno,
de corrupción en corrupción, corrompiendo a quienes más han podido; para ellos
no ha existido la Patria, sino un botín, como decía Juan Montalvo: “Si el ave
Fénix cayera en sus manos, se la comerían o la venderían”.
Con Moreno ha seguido la antigua
práctica de dar cargos públicos con el objetivo de lograr colaboración política,
pues controlaron hospitales para vender insumos médicos con sobreprecios, entre
otras malas acciones. Un sombrío pesimismo embarga a los ecuatorianos porque no
ha habido en estos últimos tres años crecimiento económico, que permita crear
empleos para acabar con la pobreza; el crecimiento económico trae consigo
promover la salud, educación, vivienda… Con la pandemia del COVID-19 habrá 500
despidos de empleos.
El pueblo ha vuelto a protestar
en las calles; pero no queremos otro vandalismo como el de octubre de 2019, que
dejó pérdidas por $824 millones; pedimos consensos.
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