viernes, 5 de junio de 2020

Rafael Correa no era Eloy Alfaro



No hay que olvidar la revolución del 5 de junio de 1895 porque a partir de ella el alfarismo logró grandes obras: la construcción del ferrocarril de la sierra a la costa para fortalecer la unidad nacional, respaldó a los artesanos e indígenas, separó la Iglesia Católica del Estado, creó el Registro Civil, la educación laica, incorporó a la mujer a los cargos públicos, defendió nuestras fronteras y la soberanía nacional, creó los colegios normales para la formación de maestros y maestras, obras públicas para muchas ciudades…

A propósito de la celebración de un aniversario más de la revolución del 5 de junio de 1895, tenemos que señalar que el expresidente Rafael Correa quiso identificarse con la figura del Viejo Luchador, pero existe una gran diferencia porque Alfaro fue un funcionario honrado con los fondos públicos; en cambio Correa dilapidó el dinero de los ecuatorianos con obras mal construidas y con sobreprecios, confió ciegamente en sus amigos a quienes colocó en importantes cargos públicos en que robaron descaradamente y hasta hoy el Gobierno, la Fiscalía, la Corte Nacional de Justicia y la Contraloría tratan de recuperar los miles de millones con los que nos perjudicaron.

La fiscal general, Diana Salazar, desde hace tiempo en primera instancia ha puesto en manos de los jueces a presuntos acusados de peculado, sobornos, tráficos de influencias… Los jueces tienen que cumplir con su deber de aplicar la ley después de valorar las pruebas que presenta la Fiscalía; el pueblo reclama justicia y respalda a la fiscal Diana Salazar.

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