lunes, 31 de agosto de 2020

Cinco años de la muerte de Ignacio Carvallo Castillo

Logró muchos premios literarios y reconocimientos de instituciones nacionales y países, escribió  y escribió poesía, pero no la recogió en ningún libro; su celebrado poema Ecuatorial (creado en nuestras selvas amazónicas), ganador del VIII Concurso Ismael Pérez Pazmiño (1966), posee un léxico muy rico que no aburre, a pesar de la extensión porque adjetiva sin grandilocuencia; el gobierno de Nicaragua le otorgó el premio único internacional de ensayo por Ayer y hoy de Rubén Darío, obra que fue publicada por ese país (1966); se preocupó más por ser un suscitador de los nuevos valores de la literatura, la historia, las artes; exaltó lo que sinceramente creyó bueno; concibió la crítica como el más noble esfuerzo de comprensión, iluminación y júbilo  para ayudar al entendimiento entre autor y lector.

Maestro por antonomasia, gozaba impartiendo clases de literatura en los colegios Americano, Alemán Humboldt, Aguirre, República de Francia o en las universidades Católica y de Guayaquil; dando conferencias; su presencia convocaba grandes audiencias; manifestaba que enseñaba en todo momento de la vida; organizador de los concursos intercolegiales del libro  leído, de los clubes juveniles Unesco para fomentar la pintura, poesía, periódicos murales, música; impulsador del sistema de bibliotecas itinerantes para las cuales incrementó los fondos bibliográficos con su dinero.

Sus artículos periodísticos en el diario EL UNIVERSO cumplían con la función de instruir a través de diferentes temas que eran de su dominio y predilección; se fue muy modesto, como siempre; poseyó la excelsa virtud del entusiasmo que transmitió a lectores y alumno; razón para ser admirado y recordado.

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