lunes, 3 de agosto de 2020

Defendamos nuestra democracia



Se acercan las elecciones y desde ya los políticos empiezan a vanagloriarse de ser demócratas. Según Ignacio Ramonet la democracia es esencialmente un proyecto ético, fundado sobre un sistema de valores sociales y morales que dan sentido al ejercicio del poder; pero en nuestro país, salvo excepciones, se ha generalizado la corrupción, poco ha faltado para que el Estado sucumba. La vieja política, la de la corrupción, no ha muerto. Tiene que nacer la nueva, la de los actores que sepan lo que hablan y ofrecen.

Reflexionemos ante tantos malos ejemplos de políticos prófugos, presos, con sentencia… Unos de la vieja guardia; otros, los de hace más de una década a quienes la pandemia del COVID-19 los desnudó, políticos sin conciencia que han postrado la salud del pueblo al tomarse los hospitales públicos y del IESS para robar. Sepultureros del Ecuador que aprovechan sus posiciones para el enriquecimiento personal, que además de ser inmoral resulta criminal.

El respeto es el gran valor de la democracia. Después de observar, pensar y analizar debemos elegir a quienes sus conductas sirvan de ejemplos para sus compatriotas, como Raúl Clemente Huerta, Julio César Trujillo… Despertemos y aprendamos de la experiencia de haber escogido mal, no nos convirtamos en cómplices de políticos corruptos; el pueblo merece mejores gobernantes.

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