El bullying nace en los hogares disfuncionales

Existen hombres o mujeres que viven constantemente reprochando a sus parejas, manifestándoles que no son felices, pero no mejoran la relación y convierten al matrimonio o la unión libre en un martirio: gritos, amenazas, insultos, celos infundados, es decir en un eterno querer insatisfecho; lo que constituye en mal ejemplo para los hijos, que aprenden lo que ven: convivir con la violencia, que la transmiten en los centros educativos a través del infelizmente célebre bullying. 

En la clase baja la situación es peor porque los hombres machistas drogados o en estado etílico cometen femicidios; las mujeres no asesinan a los hombres, simplemente se separan, pues los dejan de querer por la mala vida que les dan; son más racionales, piensan con la cabeza y no con el corazón. 

Todos hablan de felicidad, pero no colaboran para que sea realidad; olvidan que en el amor más que pedir hay que dar; el amor es compresión, sin embargo no la practican, ya que cada quien se cree dueño de la verdad absoluta, que trae más problemas. 

El amor debe ser correspondencia biunívoca o biyectiva, cuando dos cuerpos se digan lo mismo que se digan dos almas; entonces hablaremos de la felicidad tan anhelada y esquiva. Muchos acuden a psicólogos clínicos, psiquiatras, terapeutas familiares con voluntad, pero el amor es también fuerza de voluntad en este mundo en el que cada día hay más divorcios y menos contrayentes.