Era el centro delantero valiente
que entraba raudo entre bosques de piernas para convertir goles, desde 1946 en
que llegó a Barcelona; fuerte como un mangle, Sigifredo Agapito Chuchuca, no se
amilanaba ante ninguna defensa por muy pintada que fuera.
En 1948 las emisoras de radio
tuvieron éxito con una canción de letra anónima y la música del popular
pasodoble Silverio Pérez, de Agustín Lara, cuyo inicio decía: “Mirando jugar a
Chuchuca se me ha ido muy adentro/ la pasión por el fútbol/ los goles de
palomita/ me adormecen ya las manos de aplaudir al goleador”; el Cholo era un
gran cabeceador, aprendió mucho del entrenador español José Planas, que dirigió la Selección de
Fútbol de Ecuador, con él se quedaba después de los entrenamientos para ensayar
remates al arco.
Fue seleccionado de Ecuador en el
Sudamericano de Brasil (1949) y en el de Lima (1953); formó una de las delanteras
más famosas del Barcelona: José Jiménez (luego el Mocho Jorge Rodríguez),
Enrique Cantos, Chuchuca, José Pelusa Vargas y Guido Andrade; no era un
regateador, sino un goleador; Vargas le ponía balones para que cabeceara sobre
el arquero.
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| El Cholo Chuchuca |
Cuando le preguntaban cuántos
goles había marcado en su carrera deportiva, respondía que los futbolistas de
antes no se preocupaban de contar goles, sino de convertirlos; el día que el
Cholo se casó, Barcelona jugó; su padrino de boda era el entrenador de
Barcelona, Jorge Muñoz Medina; el equipo perdía, decidió ir a jugar al estadio
Capwell, entró en el segundo tiempo y anotó dos goles para el triunfo; la
esposa Lilia Basantes estuvo casada 50 años con él, solo la muerte los separó.
Chuchuca como Alfredo Bonnard
(arquero de Valdez, Patria), Tarzán Torres (arquero de Emelec), Carlos Raffo
(goleador de Emelec) tuvieron oportunidades de jugar en el exterior, pero no
aceptaron porque eran personas muy apegadas a la ciudad de Guayaquil, a la
familia, a las costumbres.
Chuchuca era natural de Pasaje,
provincia de El Oro, nació el 15 de marzo de 1925; a los 14 años se trasladó a
Guayaquil con sus padres Fidel Y Mariana; procreó cinco hijos; trabajaba como
supervisor municipal de mercados hasta antes de fallecer.
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