Desde el 2 de febrero de 1792, en el segundo número del
periódico Primicias de la Cultura de Quito, las damas pedían a sus hombres que
“no las dominaran y les sirvieran con amor para salir de la esclavitud”; pero
no fueron escuchadas porque a lo largo del tiempo siguieron siendo víctimas de
la incomprensión y las bajas pasiones de sus parejas, a tal extremo que ahora,
de enero a septiembre, se estableció que cada 72 horas hay un femicidio en el
Ecuador, según organizaciones sociales.
La ignorancia, la maldad, el alcohol, la droga, el machismo
han llevado a abalear, acuchillar, quemar vivas, cortar las manos a inocentes
mujeres que cometieron la equivocación de aceptar a hombres que no las
valoraron ni las merecían; “mía o de nadie”, suelen alegar los femicidas cuando
las damas no desean seguir aguantándoles; muchos están tras las rejas con penas
de 25 años, pero algunos no escarmientan; van 65 femicidios en este año.
Ecuador y Francia van paralelos en el femicidio. La igualdad
que proclamó la Revolución francesa (1789) no fue para las mujeres, pues las
mandó al manicomio o a la guillotina por anhelar poner en vigencia los Derechos
Humanos de las mujeres, no podían intervenir en política; desde enero a
septiembre de este año, 101 mujeres han sido asesinadas por sus parejas y el
gobierno francés ha tenido que fundar 1.000 refugios para proteger a las
víctimas de la violencia doméstica.
Hombres y mujeres protestan en las calles de República
Dominicana contra el femicidio. Se lucha
en el mundo contra el femicidio y no queda más que seguirlo haciendo. La
constancia de las agrupaciones de mujeres debe vencer a la brutalidad de los
femicidas; “no deben sentirse vencidas ni aun vencidas, pensarse bravas y
arremeter contra la violencia”, parodiando al poeta Almafuerte.
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