El país de la crónica roja
Ecuador de mis amores, te has convertido en país de dolores.
Cada tres días, de noche o de día, los salvajes femicidas terminan con la vida
de una inocente mujer. Puede ser en el día de San Valentín… están poseídos por
el Tin tin.
Ni los esforzados policías escapan de las balas asesinas de
inhumanos delincuentes que reclaman derechos humanos, alcahueteados por ciertas
instituciones. Coca por aquí y coca por allá… lleva a los consumidores al más
allá; que cada día aumentan.
Desde manta se vendía a otros países pornografía infantil;
contra todo entendimiento es un mal emprendimiento de aprendices de
delincuentes.
El hospital Teodoro Maldonado Carbo, del incorregible IESS,
es la cueva de Alí Babá, donde roba medicinas el que viene y el que va.
“¡Oh miseria humana, a cuántas cosas te sometes por el
dinero!”, les corresponde a los encarcelados o fugados por robos al Estado. Amiga,
ya no estás sola, sino muerta… ¡Quién podrá defenderte!
Jóvenes universitarios guayaquileños emprendieron en el
delito de extorsión, pues aplicaron la educación tecnológica para delinquir y
no aprender a escribir. Ser Bachiller;
mejor no ser, hay que reemplazarla y mandar a la cárcel a quienes la
comercializaron.
“Espera un poco, un poquito más…”, le contestan a la
alcaldesa Cinthya cuando indignada reclama: “El gobierno debe responder por qué
siguen los robos, los asesinatos, los sicariatos”.
A lo mejor, pronto leeremos con dolor este titular:
Ecuatorianos cansados de soportar tantos delitos abandonan el país.
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