Para ciertos ecuatorianos
irresponsable el sentido común no es tan común porque desacata las medidas de
seguridad que dan las autoridades al salir a trotar, organizar fiestas,
concurrir a los balnearios… Sin tomar en cuenta que el coronavirus es la
enfermedad más aterradora.
Lo que pase con esta enfermedad,
debemos entender, depende del cuidado de nosotros, de no salir por gusto a la
calle a contagiarnos y por tanto contagiar a nuestra familia, de burlarse del
aseo, de las orientaciones médicas como si fueran inmunes.
Lo peor es el subdesarrollo
intelectual de ciertas personas que no aprenden de la experiencia o de la
enseñanza que reciben de aquellos en quienes deben confiar. De nada les vale
ostentar títulos universitarios, tener buena posición económica, trabajos bien
remunerados porque la prepotencia es atrevida; los seres humanos humildes
poseen riqueza interior y no se preocupan tanto por las apariencias externas,
por las diversiones.
Hasta aquí los insensatos
desprecian la sabiduría y la enseñanza de los médicos; sin nosotros no
planeamos el camino, nadie podrá dirigir nuestros pasos, entonces en preciso
confiar en alguien: esposo, esposa, hijos, madre, padre o Dios si es creyente. ¡Sin
buena salud no hay vida!
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