viernes, 20 de marzo de 2020

Envejezcamos del modo más digno posible


Según nuestra Constitución se consideran personas adultas mayores a aquellas que hayan cumplido 65 años de edad; es la ley de la vida. Se puede envejecer del modo más digno posible porque a nuestra edad todavía hay espacio para una vida placentera. Disfrutar la vida es una de las maneras de prolongar la existencia. No existe una etapa de la vida que esté privada de la inteligencia, por tanto, debemos seguir cultivándola; los ideales no se detienen ante la edad.

Persigamos la armonía porque es belleza. Comprendamos que la sociedad no tiene la culpa si ahora no nos encomiendan responsabilidades ni solicitan nuestras opiniones, pues hemos cumplido; aunque esto no indica que permanezcamos inmovilizados, siempre habrá una actividad de predilección que emprender para ser útiles.  No se puede cosechar sin sembrar. De tal suerte que seguimos sembrando de acuerdo con la experiencia que nos ha dado la existencia de 65 años o más; como creyentes no tememos a la muerte porque es un encuentro con Dios. 

Llegar a ser adulto mayor es la más grande experiencia. Nuestro corazón está en la humanidad para seguir sirviendo porque nos da placer. Valoramos lo positivo y somos pacientes con las faltas. No vivimos en mundo angélico. Aprendimos de las derrotas. La humildad nos impide fracasar; somos lo que pensamos: los optimistas transformamos las dificultades en oportunidades. 



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