Vivimos tiempos de espíritu y
materia, verdad y falsedad, conciencia e inconciencia… contradicciones de una
pandemia; en 1842 sufrimos con la pandemia de la fiebre amarilla, ahora con la
del coronavirus.
No hemos visto al intendente de Policía
del Guayas, Josué Dumani, cumplir con su labor últimamente. Por tanto, hace
falta el control para que los inescrupulosos vendedores de productos
alimenticios o medicinas no suban los precios hasta en el 50%.
Por otra parte, muy tarde tomaron
en cuenta las denuncias de los deudos de los fallecidos en los hospitales del
IESS, Teodoro Maldonado Carbo y Los Ceibos, así como en el del Guasmo Sur
(regentado por el Gobierno), instituciones donde ciertos trabajadores inhumanos
exigían de $30 a $300 para entregar los cadáveres a sus familiares; en este
último fue destituido un empleado y es enjuiciado; falta el resto de la banda,
que es buscado por la Policía.
Los cantones no son repúblicas
aparte del Ecuador para que se opongan a disposiciones legales que benefician a
otros ecuatorianos en tiempos de pandemia; dónde está la solidaridad entre
compatriotas.
¡Qué pena que los insensatos asambleístas
nieguen el reconocimiento de héroes a los sacrificados médicos y paramédicos
que arriesgan su vida o mueren en los hospitales por salvarnos! La historia los
juzgará.
En el campo internacional, la
cancillería ecuatoriana debe actuar contra el irrespetuoso presidente de El
Salvador, Nayib Bukele, por burlarse de las desgracias por las que pasamos los
guayaquileños, como si su gobierno fuera un manantial de virtudes.
¡Oh, miseria humana! Con el
COVID-19 descubrimos que todos somos frágiles; pero algunos oportunistas por el
dinero, indolentes, inhumanos, insolidarios… lobos de la humanidad.
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