lunes, 20 de abril de 2020

De “comemuertos” a “vendemuertos”



Los “comemuertos” del siglo pasado esperaban la oscuridad de la noche para profanar tumbas y robar en los cementerios de la provincia del Guayas y después en el resto del país, muchas veces los agarraron; los estudiantes de medicina también profanaron tumbas para robar huesos que les servían para estudiar anatomía, porque comprarlos les resultaban caros.

En el siglo XXI aparecen, para nuestra desgracia, los “vendemuertos” en Guayaquil y en Babahoyo. La banda de un moreno alto y delgado, empleado del hospital del Guasmo de Guayaquil aprovechando la mortandad que ha producido el fatal COVID-19, se abría paso entre rumas de cadáveres metidos en fundas plásticas de color negro para venderlos en precios que oscilaban de 30 a 300 dólares a los angustiados familiares que no los encontraban y deseaban enterrarlos como manda la tradición; todavía hay muertos desaparecidos en los hospitales.

Gracias a las denuncias cayó este jefe de todos los delincuentes macabros en el hospital del Guasmo. Fue destituido y enjuiciado; la Fiscalía y la Policía están a la caza del resto de la banda.

Y como el delito no para con la circunstancia del COVID-19, se trasladó a la provincia de Los Ríos, al hospital de Babahoyo, donde un “vendemuertos” fue descubierto por un valiente abogado que con datos fidedignos lo denunció en la Fiscalía.

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