lunes, 18 de mayo de 2020

Gratitud a los buenos médicos, enfermeras y enfermeros



En todo país hay buenos y malos profesionales de la medicina. Nosotros tenemos más buenos que malos, porque así lo han demostrado ante la pandemia, pues muchos, como buenos soldados, han ofrendado su vida sin miedo. Nos sirven no solamente con las manos, sino con el corazón, espíritu fuerte; nos alientan con paciencia y esperanza.

Conocemos las dificultades que tienen que soportar, muchas veces sin elementos de bioseguridad; sus acciones meritorias, las virtudes que practican son eslabones de una larga cadena de esfuerzos, labores y esperanza. ¡Qué sería de nosotros sin el trigo de la solidaridad médica!

Gratitud a los buenos médicos, enfermeras, enfermeros ecuatorianos y a los extranjeros que nos han apoyado. Pidamos que Dios ilumine con sus dones de ciencia e inteligencia a todos los médicos del mundo para que conozcan las causas del COVID-19 y puedan descubrir y aplicar la ansiada vacuna.

A estos apóstoles silenciosos expresamos el testimonio de respeto por sus bondadosas calidades humanas. Instituciones, como los colegios de médicos, deben después expresar públicamente el testimonio de respeto y reconocimiento a las virtudes cívicas de estos profesionales salvadores de vidas, porque constituyen la excepción.

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