El historiador guayaquileño Alfredo Pareja Diezcanseco (1908-1933) tenía 14 años de edad cuando sucedió la matanza del 15 de noviembre de 1922. Declaró al entrevistador Carlos Calderón Chico (Conversaciones con Alfredo Pareja. Paraíso Editores, 2008) que ese día no salió de su casa situada en Rocafuerte y Padre Aguirre y vio que al frente pasaba un tren de carga que iba a la aduana, pero esta vez llevaba en la plataforma montones de muertos. A algunos los enterraron, a otros los botaron al agua. En el Malecón, a algunos cuerpos les abrieron los vientres para que no flotaran al lanzarlos al agua. Fueron los soldados del batallón Marañón los autores, uno de cuyos jefes fue el general Alberto Enríquez Gallo, quien más tarde ocupó la presidencia de la República. El general Enrique Barriga dirigía este batallón y la matanza.
Este episodio histórico narrado también por el escritor
Joaquín Gallegos Lara en la novela Las cruces sobre el agua no es ficción, como
muchos han manifestado erróneamente, pues la palabra de un historiador
prestigioso como Alfredo Pareja Diezcanseco se impone.
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